—Comparado con satisfacer mi lujuria contigo solo una vez, prefiero tener un boleto de comida a largo plazo. Mientras estés de acuerdo en cocinar para mí siempre que tenga antojo de tu comida, eso es todo lo que necesito —dijo.
—¿Es realmente tan simple? —preguntó Su Yin.
—Mhm —asintió He Wencheng.
Luego agregó con un tono diabólico:
—¿A menos que prefieras acostarte conmigo?
—No —negó Su Yin enérgicamente.
Ella simplemente sentía que no tenía nada con que pagar el favor ya que a He Wencheng no le faltaba nada.
—¿No? —He Wencheng se acercó a Su Yin, escudriñando su expresión y sus mejillas sonrojadas—. Cuando dijiste que Ji Zhihan no era bueno, ¿estabas pensando en compararlo con otro hombre?
—Realmente no lo hice —la cara de Su Yin se puso aún más roja, extremadamente avergonzada.
Las palabras que acababan de salir solo tenían como fin cortar lazos con Ji Zhihan por completo.
Ella no quería albergar ningún sentimiento.
Tampoco quería darle a Ji Zhihan falsas esperanzas.