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—¿Qué dinero? ¿Por qué tenemos que repartir el dinero? —Algunas personas estaban confundidas. Cuando Mo Ruyue anunció la buena noticia hace un momento, solo oyeron que había comida y no dinero.
—No puedes hacer eso, Señora Qin.
El anciano que mantenía el orden se apellidaba Mi. Era el mayor entre los supervivientes excepto Deng Feng, y sus palabras tenían cierto peso.
—Señora Qin, ya estamos conformes con que estés dispuesta a compartir la comida más preciosa con nosotros, ¿cómo podemos aún tomar tu dinero?
—Así es. No podemos tomar tu dinero. En el futuro, ustedes dos aún tendrán que dejar este lugar y continuar hacia el norte. Hay mucho dinero que pueden conseguir. No lo usen en nosotros.
Alguien hizo eco de esto, pero accidentalmente mencionó que Mo Ruyue eventualmente se iría, lo que hizo que todos los supervivientes se quedaran en silencio.
Nadie quería admitirlo, pero no podían evitar este hecho.