Nial no mostró signos de vacilación, y mucho menos misericordia, al aparecer frente al soldado más alto.
El aparentemente simple ataque que había ejecutado fue lo suficientemente poderoso como para penetrar la defensa de su oponente, proporcionando a Nial el impulso que necesitaba para continuar con su embestida.
Después del primer puñetazo que lanzó con fuerza al abdomen del Soldado Junior, Nial acortó la distancia e se acercó para asestar un segundo ataque.
Su otro puño salió lanzado con fiereza, alcanzando el costado del Soldado Junior en un instante.
Envuelto en energía oscura, el ataque de Nial era lo suficientemente fuerte como para romper una o dos costillas de golpe.
Y eso era exactamente lo que Nial buscaba.
Apretando los dientes, una expresión fría apareció en su rostro mientras su segundo ataque llegaba al Soldado Junior.
Sin embargo, eso no era todo. Nial aún no había terminado, lo que se podía ver mientras asestaba otros tres puñetazos en un solo segundo.