El Refugio del Elíseo era un crisol de culturas y razas, atrayendo viajeros y aventureros de todos los confines.
Era un centro de comercio, donde los mercaderes vendían productos exóticos de tierras lejanas y los artesanos creaban complejas manufacturas en sus talleres.
El aroma del pan recién horneado se mezclaba con el aroma de hierbas y especias de los boticarios, creando un tapiz olfativo que atraía a los visitantes al corazón del pueblo.
La plaza central era un foco de actividad, donde los artistas mostraban sus talentos y la gente del pueblo se reunía para intercambiar historias y noticias.
Por las noches, la plaza cobraba vida con el cálido resplandor de las lámparas, iluminando los rostros de aquellos que participaban en las festividades nocturnas.
Ren y Evie no perdieron tiempo y se dirigieron directamente al alcalde del pueblo. Convencerlo para que firmara el acuerdo resultó ser pan comido, dada la famosa reputación de Salister Kane en el continente humano.