—La Mina de Fragua Helada era un lugar escalofriante y gélido oculto en lo profundo del Reino Fey —comentó el narrador—. La entrada de la Mina era una caverna abierta, sus paredes adornadas con lustrosos carámbanos que brillaban como diamantes en el débil resplandor de los cristales mágicos. El aire dentro era frío, haciendo que el aliento se empañara con cada exhalación.
—La Mina era un intrincado laberinto de túneles y cámaras. Todo tallado en la roca helada por manos hábiles —continuó—. Las paredes brillaban con una suave luz azul, reflejándose en las superficies heladas y creando una atmósfera de otro mundo. Pequeños cristales luminosos salpicaban los techos, iluminando el camino para los aventureros.