Ren levantó su mirada, echando un vistazo al infinito cielo azul que prometía sol durante todo el día. La cálida brisa se arremolinaba a su alrededor, enviando su cabello en todas direcciones.
El majestuoso océano de aguas cristalinas tentaba a sus espectadores a explorar sus profundidades y buscar los tesoros que ocultaba dentro.
En su orilla, la arena dorada brillaba como diminutas joyas y las coloridas conchas parecían gemas que reflejaban el deslumbrante sol, como si esperaran ser recogidas.
El agua acariciaba suavemente la orilla, dejando rastros blancos cada vez que se retiraba.