—¿Y ahora qué? —preguntó Pamela, la preocupación cubriendo su rostro angelical.
Antes de que Silvia pudiera decir algo, Alecia irrumpió enfrente de Evie y la confrontó.
—¿También eres una espía enviada por León Negro? —Evie dio un paso atrás y no pudo decir una palabra ante la repentina pregunta.
—... —Rosie también se acercó con un raro ceño en su rostro normalmente sonriente—. He tenido mis dudas antes pero después de lo que pasó...
Rosie se llevó las palmas a las mejillas y mostró una expresión preocupada en su rostro —. Dinos la verdad, querida. ¿También estás aquí para llevarte nuestro mapa e información?
Evie estaba cubierta de sudor, que no se debía al calor. Sus palmas estaban lo suficientemente frías como para secar el magma caliente. Estaba formulando alguna buena excusa en su cabeza, pero solo pudo decir un —No.
—¿De verdad? —Alecia se inclinó más hacia Evie, con los ojos fijos y la voz interrogativa.