—Bebe, Matty —dijo Lux mientras ayudaba al Chico Enano a beber la poción que tenía en su mano. Tras vaciarse la botella, el Medio Elfo sacó otra diferente y la esparció sobre el cuerpo de Matty para ayudarlo a recuperarse más rápido.
La cara del Chico Enano todavía estaba un poco pálida, pero estaba mucho mejor que en su estado anterior.
—Gracias, Gran Hermano —respondió Matty en cuanto recuperó suficiente fuerza para hablar. La gratitud lo embargaba tanto, que terminó expresando el pensamiento que tenía en su cabeza y que había tratado de reprimir.
—¿Eh? ¿Gran Hermano? —Lux mostró una sonrisa traviesa hacia el Chico Enano antes de darle una palmada en la cabeza—. ¡Bien! No te preocupes, Pequeño Bro, yo te cubro. Tu Gran Hermano les enseñará a estos matones a no meterse con ustedes.