—¡Simp! —Era una palabra que Matty detestaba desde que la escuchó en la Aldea Hoja.
A pesar de sus múltiples intentos por negarlo con vehemencia una y otra vez, el travieso limo bebé lo llamaba así una y otra vez.
Cuando Matty salió de la Aldea Hoja junto con sus amigos, inclusive se sintió agradecido, pensando que nunca volvería a escuchar esa palabra nunca más.
Pero ahora, la palabra que estaba destinada a burlarse de él, sonaba como si fuera lo mejor del mundo.
La ironía hizo reír a Matty.
Se rió mientras las lágrimas corrían por sus mejillas magulladas. Su Gran Hermano había venido a salvarlos de las personas que los acosaban.
—Pobrecito —dijo la líder de los enanos mientras miraba al chico enano que se reía como un loco—. Se rompió.
—Bueno, es de esperarse, Líder —dijo uno de los enanos con túnica—. Parece que ha aceptado su situación y ha caído en la desesperación.