El ambiente se volvió notablemente más frío a medida que continuaba, sus palabras cortaban el aire como una hoja bien afilada.
—No es nuestro deber salvarlo, sino asegurarnos de traerlo de vuelta conmigo. ¿Quién habría pensado que me toparía con algo tan intrigante en el proceso?
Su comportamiento rebosaba curiosidad mientras fijaba su mirada en Gabriel, sus pensamientos indescifrables. Era como si hubiera tropezado con un artefacto fascinante que había despertado su interés.
Gabriel no podía disipar una creciente inquietud mientras observaba las emociones cambiantes en su rostro. Permanecía incierto sobre sus verdaderas motivaciones y por qué pretendía hacerle daño a Ezequiel. Quería preguntar, pero antes de que pudiera, ella habló.
—Disfrutaría de una conversación más extensa contigo, pero debo atender otro asunto. Sin embargo, una vez regrese —dijo, con una sonrisa adornando sus labios.