—¡Jefe! ¡Jefe Maki! ¡Jefe! —Un bárbaro gritó mientras corría hacia la habitación que pertenecía al jefe del fuerte.
—Jefe, hay un problema, por favor venga conmigo —dijo el hombre cuando finalmente encontró a Maki, quien estaba increíblemente molesto por tener que ir a algún destino desconocido con un subalterno y dejar su juego de dados.
—No toquen mi dinero, volveré —dijo Maki mientras miraba fijamente a todos los demás con los que estaba jugando, para enviarles la advertencia de que no deberían tocar su pasta mientras él estaba ausente.
—¿Qué sucede? ¿Por qué gritas como si alguien hubiera cortado los huevos de tu hermano? ¿Cuál es la emergencia? —Maki preguntó mientras abofeteaba al subalterno en la cabeza.
Maki era un gigante de bárbaro, medía 8 pies y medio de altura, estaba construido como un caballo y tenía manos del tamaño de cabezas humanas normales.