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Astaroth, Atenea, Gulnur, I'die y Fénix miraron todos hacia el techo al mismo tiempo. La razón por la que dejaron de luchar y miraron hacia arriba era evidente.
Cinco minutos después de que el temporizador había alcanzado cero para la penalización, el techo de la cueva en la que estaban comenzó a abrirse. Se estaba formando un agujero gigante en el techo.
Podía ver la luz del sol asomándose en la oscura cueva, desde arriba. Astaroth entonces entendió cuáles iban a ser las penalizaciones aplicadas.
La cueva en la que se encontraban actualmente, y todas las otras cavernas por las que habían pasado, ahora se estaban abriendo hacia el nivel superior. Las penalizaciones eran las hordas de monstruos.
Normalmente, para grupos de jugadores profesionales, estas hordas no representaban mucha amenaza. Pero la situación actual añadía otro elemento a la ecuación.