En el corazón del denso bosque, una serie de golpes repetitivos resonaron a través del aire, cada impacto retumbando con una promesa siniestra.
Una mujer estaba de pie en medio del follaje, su rostro torcido en una sonrisa aterradora. En cada una de sus manos, sostenía las cabezas de dos jóvenes chicas.
Sus rasgos distintivos una vez ahora perdidos bajo un velo de violencia inimaginable. Su prístino cabello Blanca Nieves había sido reducido a un macabro tableau de carmesí, sus frágiles formas contorsionadas más allá del reconocimiento, y sus manos colgando lánguidamente a sus lados.
Al detener abruptamente su brutal exhibición, levantó una vez más a las dos chicas, su voz goteando con locura mientras se dirigía a ellas —Jajaj, ¿cómo se siente, eh? ¿Cómo se siente ser inútiles? ¿De verdad creen que pueden interponerse en mi camino?