Íleo sostenía la mano de Anastasia con fuerza y tan pronto como salieron del portal, la levantó en sus brazos y caminó hacia adentro con la cabeza de ella apretada contra su pecho. Su corazón latía tan fuerte que ella podía oírlo y sentir su ansiedad. Ella preguntó:
—¿Cómo me encontraste?
—Cuando Iona apareció, supe que Lila estaba involucrada y era obvio que no estaba sola —dijo él—. Así que comencé a interrogar a todos los que estaban cerca de Lila, lo que me llevó a la prisión y—, inhaló una bocanada de aire agudamente mientras su cuerpo temblaba.
—¿Y? —ella lo incitó a continuar.
—Y me llevó a una pequeña mansión justo al lado de la prisión. Los guardias allí narraron las historias de terror de Lila y cómo presionaba y forzaba a los prisioneros para su placer.