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—¿Qué salió mal? —preguntó ella en su cabeza.
—El labio de Lerrin se curvó. El Gato.
—A través de la conexión limitada, él envió las imágenes que podía —del cuerpo de Lucine, el cuchillo, las huellas y los olores.
—Ella parpadeó sorprendida ante las imágenes que él envió mientras pasaba de limpiar sus brazos a su torso, permitiendo que el exceso de agua cayera en la tierra y allí fuera absorbido.
—¿Usó un cuchillo? ¿Estaba en forma humana? —preguntó ella.
—Lerrin asintió, gruñendo. No estaba seguro de por qué, tampoco. Pero esa era la elección que había hecho el rey traidor.
—Al menos probó su sangre —mucho de ella —antes de morir —envió él.
—Asta gruñó. —Nos debilita nuestra posición contra él, que él tomó su vida.
—Lerrin dejó surgir un gruñido en su garganta que alcanzó su clímax cuando ella se volvió para encontrarse con su mirada. ¿Acaso pensaba que él no sabía eso?