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Emmelyn quería llamar a la chica para que mirara en su dirección, pero no podía emitir ningún sonido. Como si su garganta estuviera obstruida y no pudiera hablar.
Miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba en un lugar extraño. ¿Estaba... en Myreen?
¿Era este el misterioso reino donde residían los Leoraleis?
Entonces... ¿quién era esa bella mujer que acababa de ver? ¿Era una Leoralei?
Emmelyn no sabía qué pensar. Lamentaba su tardanza en comprender lo que había pasado.
Si se hubiera dado cuenta antes de que la mujer era una Leoralei, la habría agarrado con fuerza e implorado que la liberara de la maldición, o al menos le habría pedido que le dijera quién podría hacerlo.
Emmelyn también exigiría una respuesta sobre por qué fue castigada injustamente por un crimen que no cometió.
Desafortunadamente, la mujer había desaparecido y Emmelyn no podía hacer nada para hacerla aparecer de nuevo.