Emmelyn vio la expresión de Lily y se preguntaba qué estaría pensando Dama Greenan.
—¿Hay algo que te preocupe? —preguntó Emmelyn.
Lily pestañeó y miró a Emmelyn con una sonrisa. Le gustaba que Emmelyn fuera tan directa. Era un soplo de aire fresco para ella. La mayoría de las otras damas que conocía eran demasiado tímidas para expresar lo que pensaban.
—Uhm... en realidad, cuando el príncipe heredero vino aquí hace unos meses, dijo casi exactamente lo mismo —explicó Lily—. Estaba celoso de mi esposo por tener tantos niños adorables y él también quería tener sus propios hijos.
Emmelyn apretó los labios y soltó un suspiro cuando escuchó la respuesta de Lily.
Aww... Mars era tan adorable, pensó.
En verdad eran muy parecidos en tantas cosas.
Ambos planearon engañar a la otra parte durante su acuerdo inicial, y ahora también ambos querían lo mismo, sin saberlo.
En verdad eran como olla y sartén.
Esto era demasiado dulce.
—¿Él dijo eso? —preguntó Emmelyn a Lily con incredulidad.