Liu Hua quedó totalmente desconcertada. Las líneas del miedo eran claramente visibles en su expresión. Cara pálida, dedos agrupados, ojos parpadeando cada dos segundos como si intentaran confirmar lo que estaban presenciando. Incluso un extraño que no hubiera conocido a la señora podría ver la extrañeza en su comportamiento, entonces Li Xue era alguien que había visto cada faceta de ella. ¿Cómo no iba a saberlo?
—Nunca supe que la señora Li sufría de xenofobia —dijo Li Xue desde un lado, sacando de repente a la mujer de su sorpresa.