—Princesa, ¿estás satisfecha ahora? —preguntó Fu Hua con una sonrisa mientras acariciaba las mejillas del pequeñín. Jazmín se lamió los labios y aplaudió en respuesta.
—Vale, veo que estás satisfecha. No le digas a mami que te di de comer plátano 🍌 —susurró Fu Hua en tono suave mientras levantaba al pequeñín para sentarlo en sus muslos.
Ahora, sentada cómodamente en los muslos de su padre, Jazmín lo miraba y sonreía haciendo pequeños ruidos con la boca. El pequeñín parecía haber olvidado que su padre la había traicionado antes, porque estaba emocionada de nuevo.
Para que se relajara, Fu Hua encendió la televisión para ella y puso su canal de dibujos animados favorito. Con eso, Fu Hua no tenía que preocuparse de que su hija llorara o hiciera berrinches.
Varios minutos más tarde, Jia Li entró a la guardería con un tazón de comida para bebé en la mano, pero la escena que vio le hizo aparecer una cálida sonrisa en el rostro.