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—Ah-Fei, ven y acompáñame a nuestra mesa —Hua Yuxi no esperó a que su nieta respondiera. Agarró la mano de Zhao Lifei, alejándola de Yang Feng por tercera vez en el día.
A diferencia de muchas de las abuelas que miraban al joven con la esperanza de presentar a sus nietas, a Hua Yuxi no le gustaba Yang Feng ni un poco. Una relación con ese hombre sería simplemente demasiado peligrosa —ella conocía su pasado. Gobernando a los Wangs desde detrás del telón se encontraba nada menos que esta Matriarca, que se negaba a dejar que cualquier cosa pusiera en peligro a sus nietos —especialmente a Zhao Lifei.
—Wai-po, ¿dónde va a sentarse Yang Feng? —preguntó Zhao Lifei al darse cuenta de que la silla junto a ella estaba ocupada. Eso era extraño. Había informado a su abuela con anticipación de que Yang Feng vendría. ¿Cómo es que no había un asiento reservado para él? A menos que, no le gustara incluso antes de conocerlo...