—Yang Feng... —exhaló Zhao Lifei, sorprendida. Él la había tirado hacia atrás para evitar el golpe, con un brazo firmemente envuelto alrededor de su cintura, presionando su esbelto cuerpo contra su traje perfectamente ajustado. El otro había bloqueado la bofetada y ahora estaba sujetando la muñeca de Zheng Tianyi, torciéndola de manera indomable.
Su mirada letal y mortal estaba centrada en el imbécil que tenía delante. —Debería romperte la muñeca ahora mismo —murmuró Yang Feng, lo suficientemente fuerte para que Zheng Tianyi escuchara la amenaza, pero lo bastante bajo para que la multitud no lo hiciera.