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Después de despedirse de sus asistentes en el aeropuerto, Yang Feng corrió hacia la Mansión Zhao. Al principio, contempló la idea de simplemente colarse en la habitación de Zhao Lifei, pero descartó la idea por ser demasiado tonta. Él era el gran Yang Feng, ¿por qué debería moverse a escondidas?
Así que se encontró en el umbral de la Mansión Zhao con una pesada caja de madera que contenía el exquisito té Da Hong Pao [1] valorado en un millón por gramo, y teteras artesanalmente hechas del valiosísimo jade esmeralda que alguna vez usó la Familia Imperial. Con la compra de estos caros regalos, Yang Feng esperaba apaciguar a Zhao Moyao.
Cuando el Viejo Mayordomo Tang abrió la puerta, se sorprendió al ver a Yang Feng, pero rápidamente compuso su postura ofreciendo una reverencia. —Buenas noches, Presidente Yang —saludó, abriendo la puerta para que Yang Feng entrara. Zhao Moyao lo esperaba dentro y en el momento en que la puerta se cerró, la atmósfera se tensó.