Sus ojos se abrieron de par en par por la repentina intrusión en su espacio personal. Aunque la manera en que lo hizo fue brusca e inesperada, sus labios sobre los de ella eran suaves y cálidos. Soltó sus muñecas para envolver un brazo en su cintura mientras su otra mano se desplazaba hacia la nuca de ella.
Inclinó su cabeza hasta que sus labios frenéticos encajaron a la perfección. A pesar de que el beso fue forzado sin ninguna advertencia, ella no pudo reunir en su interior el rechazarlo.
No pudo evitar cerrar los ojos mientras sus labios respondían a los de él y él tomó eso como si le estuviera dando permiso. Su abrazo se apretó y la atrajo tan cerca que podía sentir casi cada centímetro de ella.
Por razones extrañas, él sabía dulce…
Dejó escapar un gemido bajo cuando él apretó su cintura, y el repentino ruido avivó aún más el deseo en su corazón.