Zhao Lifei inhaló profundamente para aclarar su mente. Sabía que era inútil discutir con esta gente.
Decidió centrarse en Pei Qing que todavía estaba sentada en el suelo, negándose a levantarse. —Estaba intentando arreglar esta situación con la esperanza de llegar a una solución. Pero parece que ese no era tu fin. Querías crear una escena y ahora la tienes. Sus ojos recorrieron las miradas juzgadoras de los sirvientes. ¿Es que no tenían nada mejor que hacer que estar aquí y chismorrear?
—No tengo tiempo para participar en tu acto de damisela en apuros. Y para que conste, no te ganarás un Oscar por tu horrible actuación. O vienes conmigo en privado para que podamos discutir una solución, o puedes sentarte en el suelo y llorar como un bebé. Me da igual cualquiera de las decisiones, pero no saques conclusiones y trates de difamar mi nombre. Oyó la exclamación de los sirvientes pero la ignoró.