Mientras tanto, en algún lugar lejos de la capital, en lo profundo del bosque a la orilla del río, Drayce descansaba bajo el árbol cerca del banco del río. Su rostro somnoliento parecía exhausto e inquieto como si no pudiera dormir en absoluto. Sintiéndose inquieto, en su sueño, sus manos agarraron su larga túnica negra que tenía bordados de oro que brillaban bajo la luz de la luna. Era medianoche y se despertó de repente sintiendo ansiedad y una sensación de presagio rodeaba su mente.
Sus ojos rojos estaban teñidos de preocupación y su mirada parecía inestable mientras su corazón latía más rápido con la creciente ansiedad.
—Se siente igual que la pesadilla que tuve la noche antes de que madre me abandonara. ¿Significa que estoy más cerca de encontrarla? ¿Esta vez lograré llegar a ella? —pensó.