En algún lugar dentro de este mismo bosque donde el Águila Divina intentaba proteger a alguien precioso para él, una encantadora cabaña hecha de madera y ladrillos rojos, rodeada de muros, cuya belleza parecía sacada de un libro de cuentos de hadas, brillaba bajo las bendiciones de la suave luz de la luna. Dos bestias salvajes descansaban en el porche de esa hermosa cabaña, pareciendo más mascotas que guardianes de su amo.
Aunque desde el exterior estas bestias parecían peligrosos y salvajes tigres de gran tamaño, en realidad eran animales mucho más inteligentes. Siendo las mascotas de un ser poderoso, tenían algunas habilidades especiales y una de ellas era ser sensibles a la magia. La magia de la naturaleza, como la de su dueño, simplemente les alertaría de que un ser sobrenatural estaba cerca, pero en este momento, notaron un olor fétido que les hizo erizar el lomo.