Drayce se despertó temprano, justo como Seren. Desde la alcoba contigua a la suya, podía oír voces y comprendió que su futura reina ya estaba despierta. Pero por el tono y la manera de hablar de ella, podía adivinar que no estaba de muy buen humor. Ya fuera porque acababa de despertar, o por la boda.
Al igual que Seren, sirvientes reales acompañaban a Drayce para prepararse como novio. Permitía que los sirvientes hicieran su trabajo mientras sus oídos y mente estaban enfocados únicamente en la cámara contigua. Seren apenas hablaba y todo lo que podía escuchar eran las voces susurrantes de las sirvientas que ayudaban a su futura reina a prepararse.
En medio de sus preparativos, Arlan, que vestía la ropa ceremonial de la realeza de Griven, entró en su alcoba.
No tardó mucho en que los sirvientes se excusaran de su presencia, dejando a los dos apuestos reales a solas.