—Esta es en efecto la elección del Señor Menarx, Maestro. El mismo Lord Rodrick la acompañó hasta nuestras puertas —Elina respondió a la pregunta del Maestro Maloway.
—Incluso dejó una nota, Maestro —Elina agregó, sacando la nota de su cinturón y colocándola sobre el escritorio del Maestro Maloway.
—¿Entonces es ella la causa de todo el alboroto? —El Maestro Maloway murmuró para sí mismo con incredulidad, haciendo un gesto con la mano para despedir a Elina.
Elina se retiró como el Maestro Maloway había indicado, dejando a Neveah sola ante el extraño hombre.
El Maestro Maloway tomó la nota y la leyó, durante todo este tiempo el Maestro Maloway no había alzado la vista ni una sola vez y Neveah comenzó a preguntarse si el gruñón anciano tenía ojos en su cabeza llena de cabello canoso.
—¿Cuál es tu nombre, niña? —preguntó el Maestro Maloway después de leer la nota.
—Neveah —Neveah respondió.
—¿No tienes un apellido? —preguntó el Maestro Maloway con un resoplido.