—¡Bah! —Axel resopló mientras bajaba la mano, enfrentando a su hermano de frente. El disgusto en su rostro lo decía todo—. Este no es el hermano que conozco. ¡No me gusta esto! ¿Por qué estás siendo tan cruel?
Dominic parpadeó muy lentamente, evaluando en silencio el semblante de su hermano. Todo lo que su hermano había soltado se rebobinó dos veces en su mente.
—¿No el hermano que conoce? —Dominic soltó una risa corta y seca, llamando la atención de Dane y del Mayordomo Fu—. No dijo nada, alzó el brazo para comprobar su reloj de pulsera—. Llévenlo de vuelta a su habitación. Ya casi es hora de su terapia.
—¿¡Qué?!
—Axel, si tienes tanto tiempo y energía, pediré otra evaluación para saber si puedes ser dado de alta o no —Dominic casualmente puso su mano en el bolsillo, manteniendo su vista en Axel—. Por lo que puedo ver, estás perfectamente bien. Puedes cuidar de todos, incluso si no eres un paciente.