—Heaven Liu, te daré el beneficio de la duda y dejaré de tantear el terreno. Una última oportunidad para arreglar las cosas por nuestro hijo. No importa si estás mintiendo ahora. Mientras vivas de acuerdo con esta mentira y nunca te descubran porque si lo hacen, terminarás odiándome más de lo que ya lo hacías.
Fallar era el único miedo que Heaven tenía en su vida anterior.
Ella sabía que el fracaso nunca era una opción; nunca estaba bien, porque el fracaso costaría más que su vida pecaminosa. Este hábito también se aplicaba en esta nueva vida. Heaven tenía miedo de arruinar las cosas. Por eso, era cuidadosa y pensaba las cosas detenidamente.
Escuchar las últimas palabras de Dominic en cuanto el reloj marcó las ocho trajo esta motivación inexplicable a su corazón. Aunque su aura y su tono se volvieron mucho más intimidantes, lo vio como una oportunidad.
Una oportunidad.