Keith echó un vistazo por detrás de Arya para ver a cuatro personas mirándolos.
—Ven —dijo Keith a Arya mientras le daba un apretón a su mano—. Antes de ir a tu habitación, déjame presentarte a mi Alfa y Luna. Pronto serán los tuyos.
Arya miró sus manos entrelazadas y sonrió. Era como si la mano de Keith pudiera envolver la suya en una promesa de que él la cuidaría.
A Arya le gustaba que Keith quisiera presentarla como su compañera, y ella podía sentir sus nervios. Esto era importante para él. La hizo sentir bienvenida.
Arya no se atrevió a mirar al Alfa Cristian, temiendo qué expresión tendría. Besó a un chico en público, delante del Alfa. ¿Y si él desaprueba?
Inseguridades se hinchaban en su corazón.
¿Estará el Alfa Cristian enojado porque se iba con su compañero? ¿Le pedirá que se quede? ¿Eso le hará cambiar de opinión? ¿Le será indiferente? ¿O estará contento de que se vaya? Cada una de esas posibilidades era angustiante a su manera.