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Todo en Keith confirmaba que era la otra mitad de Arya. Pero, ¿por qué se mostraba reacio a aceptarla? ¿No había expresado ella su disposición a estar con él?
Arya pensó en lo irónico que era. Desde que los chicos empezaron a rondarla, siempre se preguntó si habría alguno digno de ella. Toda la atención que recibía la hacía sentirse superior a los demás. Sin embargo, aquí estaba, de pie frente a un completo desconocido, luciendo desastrosa y preguntándose si era lo suficientemente buena para él.
Llamaría su nombre, pero se dio cuenta de que no lo sabía. No importaba. Adam, Juan o Klark, eso no cambiaría lo importante que era él.
—¿Qué dices? ¿Me darás la oportunidad de mostrarte que puedo ser un compañero digno de ti? —preguntó Arya a Keith.
Keith tragó duro. De repente, su boca se secó. ¿Estaba Arya hablando en serio? Él podía sentir sus dudas y su renuencia, pero también había determinación y atracción, y… ella quería estar con él.