—Vinimos a verte.
Lily se detuvo en seco, mirando a sus padres como si fueran espectros de otro mundo. Habían pasado casi seis meses desde que los vio por última vez—seis meses que la habían cambiado de formas que ellos no podían entender. Sin embargo, ahí estaban, luciendo exactamente igual, como si el tiempo no hubiese pasado para ellos. Sus manos se cerraron en puños de forma refleja mientras los observaba, tratando de reconciliar su aparición repentina con la vida estable y feliz que había estado construyendo con Cai.
Ella y Cai habían pasado los últimos meses juntos, reconociendo la creciente importancia que tenían en sus vidas y aunque Cai había regresado a Petrovia, ella se sentía feliz y estable.