—¿Qué pasó? ¿A dónde fuiste? —preguntó el hombre, alzando una ceja.
El hombre se sobresaltó al volver a su pequeña habitación de observación y encontrar que su compañera había regresado.
—¿Has vuelto? —preguntó—. ¿Te ocupaste de todo? ¿Han aumentado la seguridad en los vuelos que salen del país como discutimos?
La mujer negó con la cabeza, una pequeña risa escapando de sus labios.
—No —respondió, haciendo un gesto con la mano con indiferencia—. Eso no será necesario. Mira —añadió, lanzando un pequeño sobre sobre la mesa—, tus billetes. Y como prometí, el dinero ya ha sido transferido a tu cuenta. Puedes irte cuando estés listo. No saldremos juntos. Han descubierto que un hombre y una mujer están involucrados, así que no esperarán necesariamente que una persona se vaya antes.
Observó cómo él sacaba con tranquilidad su teléfono, deslizando la pantalla hasta que apareció su saldo bancario ante sus ojos. Su sonrisa se amplió.