—Otoño —levantó la vista para ver a Gabe Frost parado frente a ella e intentó regalarle una sonrisa, aunque estaba segura de que parecía más una mueca—.
Sin embargo, él también solo pudo sonreír levemente y ella lo observó jalar la silla frente a ella y sentarse. Sus ojos captaron el brillo del metal en sus dedos y sintió que su corazón retumbaba. No era un sueño. Realmente se había vuelto loca y se había casado con Gabe Frost. Ese anillo era la prueba justo ahí.
Mientras Gabe se acomodaba en la silla frente a ella, Otoño jugueteaba con el borde de su camisa, sintiéndose de repente cohibida bajo su mirada. —¿Cómo te sientes?
Ella se encogió de hombros, —Confundida, supongo. No sé...
Gabe asintió. —Entiendo que es mucho para asimilar. Puedes tomarte tu tiempo para procesar esto. Cuando estés lista, podemos iniciar el proceso de anulación.