Olivia cruzó sus brazos, sus ojos reflejando una mezcla de dolor y desafío —No me iré hasta que me des una respuesta, Seb. Vi la forma en que te reías y bromeabas con ella. ¿Es esa la razón por la que tenías tanta prisa en depositarme en mi habitación y volver aquí?
La mandíbula de Seb se apretó, la frustración evidente en su expresión —Olivia, esto no es asunto tuyo. Ya no estamos juntos. No te debo ninguna explicación.
—Tal vez no, pero tengo una elección, Seb. Y en este momento, elijo quedarme aquí —replicó ella, determinada a mantenerse firme.
Los ojos de Seb se encendieron con irritación —Estás siendo irracional. Vuelve a tu habitación, Livi. Este no es lugar para ti.
—¿Por qué? ¿Porque tienes a alguien esperándote? —Olivia contraatacó, su tono acusatorio.
Seb suspiró, pasando una mano por su cabello —No, Livi, ese no es el caso. Estás sacando conclusiones precipitadas.
Olivia simplemente alzó su barbilla y lo miró fijamente, dejándole saber que no se iba a mover.