El silencio fue finalmente roto por un golpe en la puerta y Killian entró caminando como el rey de la jungla.
—¡Killian! —exclamó Stanley, avanzando para estrecharle la mano—. Me alegro de verte, hombre. ¿Dónde has estado?
—Fui a resolver algunas cosas —dijo.
—Hace tiempo que no te veía, comisionado —Killian saludó con un atisbo de sonrisa en los labios.
Randy se levantó de su silla, extendiendo también una mano. —Killian, ha pasado un tiempo. No esperaba verte aquí.
Killian tomó sus manos por turno, su mirada finalmente se posó en Iván, quien permanecía sentado y en silencio.
—Iván, este es Killian —Randy presentó—. Uno de las personas al servicio del país.
Iván asintió con rigidez, aún inseguro de la presencia e intenciones de Killian. —Un placer conocerte.
Killian asintió mientras miraba a Iván. No sabía dónde lo había visto, pero sabía que debía ser alguien significativo para estar sentado con Stanley y Randy en la misma oficina.