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92.09% Un Rudeus diferente / Chapter 173: Oscuros presentimientos.

章 173: Oscuros presentimientos.

Todos en la habitación estábamos desconcertados por la aparición de Almanfi, aunque yo sabía por qué estaba aquí. Había prometido a Perugius que el le daría un nombre al hijo varón que tuviera con Silphy, sin embargo, había otro problema: el pelo de Sieghart, era verde esmeralda, como el de Silphy, como el Ruidjerd y los Superd y también como el de Laplace.

—Dile a su majestad que por favor espere unas semanas. Mi hijo acaba de nacer y su madre acaba de terminar el trabajo de parto, esta demasiado débil, —le dije a Almanfi.

—Entiendo Rudeus Greyrat —dijo desapareciendo en un destello, dejando al médico aun más asustado con éso.

Una vez que Silphy recuperó la conciencia, le pasé al bebé para que le diera teta, mientras yo le pagaba al doctor. Una vez solos y ya un poco más calmados, Sieghart fue presentado a la familia. Lucy y Lara estaban muy felices, en especial Lara, que le daba besitos en las mejillas. Ars lo miraba con curiosidad. Bueno, él tiene casi dos años y solo dice "papá", "mamá", "abuelos", "Rinia", "Purcena" y "tetas". Si, se me había olvidado decírselos, la primera palabra que aprendió mi niño Ars fue "tetas". Sé que está de más contárselos, pero Paul estaba orgulloso cuando lo dijo, lo que le valió una bofetada de mamá, quien sabe que pensó el viejo que mi madre lo golpeó .

Volviendo al tema del bebé, Siegh pasó por los brazos de sus madres, quienes lo sostuvieron con mucho amor. Nana, en especial, se emocionó y lloró en silencio cuando lo sostuvo. Y sé perfectamente por qué se sentía así. Ella va a regresar a la tierra pronto y Sieghart no la va a recordar. De hecho, creo que solo Lucy y Lara van a recordar a mi esposa, ya que dudo que Ars recuerde algo de ella, a pesar de que ama estar en sus brazos y bueno ya saben, agarrale las tetas.

Sieghart pasó por los brazos de mis hermanas y mis tres padres. Todo muy normal, pero Silphy estaba triste no esa nones la palabra, estaba desconsolada como si alguien hubiese muerto . De hecho, se veía muy mal, y eso me hacía sentir como una mierda de esposo. Yo tengo toda la culpa de su estado por olvidar pensar en un nombre para nuestro bebé.

—Rudy, Rudy, ¿Rudy? ¿Estás bien, hijo? ¿Qué te pasa? —me preguntó Paul, sacándome de mis pensamientos .

—Nada, estoy bien. Me preocupa la reacción de Silphy solo una vez la vi así y fue cuando la rescate de Somal cuando era una niña .

—Debe estar tranquila. Si alguien le dice algo a mi nieto por su pelo, le voy a patear el culo —dijo papá.

—Gracias, viejo —le dije sonriendo.

—Oye, Rudy, ¿te fijaste en este niño? Es idéntico a ti.

—Claro que no, se parece a Silphy cuando era niña.

—Solo su pelo. Míralo bien. Tienes los ojos verdes y tu rostro, hijo.

—Cuando lo miré bien, de hecho, sí se parece mucho a mí y a Paul, salvo por sus orejas de elfo y su pelo.

—Dejemos a los chicos solos —dijo Lilia.

—Lilia, puedes sacar a los niños también por favor. Debemos hablar con Silphy —dije— y así salieron quedando solo mis esposas y yo. Pero antes de salir, mamá se acercó a Silphy, le acarició la mejilla y le beso su cabello, haciendo que Silphy al fin sonriera un poco, una vez solos le hable muy calmadamente :

—Silphy,mi amor, ¿qué te pasa?, ¿Tanto miedo te da de que nuestro bebé tenga el pelo verde?

—Rudy, su pelo. ¿Ya olvidaste por todo lo que pasé cuando era niña en la aldea buena? , Roxy tu también lo sabes, me humillaban y me golpeaban, yo, yo, yo tengo miedo.

—Tranquila —le dijo Eris— Si tocan a cualquiera de mis hijos los mataré.

—¿Qué pasa, Silphy?, Sabes que protejeremos al bebé, no tienes porque temer, o ¿Es porque olvidé el nombre del bebé? —le dije, sintiendo mucha culpa. Algo que Silphy notó y rápidamente me dijo que no era por eso.

—Estos meses que no estuviste he tenido muchas pesadilla Rudy. Al principio eran de mi cuando era niña y me acosaban unas sombras, al principio lo descarte como un sueño del pasado, de mi infancia , pero hace poco, esa niña de mi sueño ahora era era niño y las sombras lo atacaban. El niño tenía tu cara, Rudy, y el pelo verde, yo corría a salvarlo pero no podía llegar y las sombras lo mataban. Y yo, yo, no podía hacer nada. Y ahora, miralo, Sieghart tiene el pelo verde y es idéntico a ti. ¿Y si es un sueño premonitorio? ¿Y si algo le va a pasar a nuestro bebé?, dijo mientras lloraba.

—Ya, ya, tranquila, amor —dije, sentándome a su lado, mientras las chicas se sentaban en la cama y la rodeábamos dándole la sensación de que la protegiamos.

—Silphy, eso solo está en tu cabeza. Nada le pasará al bebé. Lo voy a cuidar con mi vida —le dije— y sé que Eris, Roxy, Nana, además de toda la familia, lo vamos a cuidar y amar. Él no tiene nada de qué temer. Te lo juro —dije, tomando su mano y mirándola a los ojos.

—Rudy, dijiste que tenemos el rasgo de Laplace, y Lara también tiene ese rasgo. Dijiste que Laplace tomara el cuerpo de un bebé con el pelo verde, gran cantidad de maná y varón. ¿Y si Sieghart es (...)?

—Claro que no, ni siquiera lo pienses, Silphy —dijo Eris—. Orsted dice que Laplace nace en unos 50 o 60 años. Él no puede ser Laplace.

—¿Y cómo sabes que no se equivoca? —preguntó Silphy.

—Porque Laplace es el hermano de Orsted. Él lo sabría, amor —traté de tranquilizarla—. Escucha, orejitas, iré a ver a Orsted y le pediré que examine al bebé. Te aseguro que está todo bien.

—Está bien —dijo Silphy, pero aún así se sentía cabizbaja mientras sostenía a Sieghart con fuerza mientras este tomaba teta.

Cúando baje a la sala, hable con papá sobre los temores de Silphy mientras bebimos licor, el viejo me tranquilizó diciéndome que todo estaba bien, el en su época de aventurero conoció a muchos humanos de pelo verde, eso no quiere decir nada.

Pasamos esos días al lado de Silphy mientras se recuperaba del parto, ayudó mucho que Elinalise hablara con ella y le hiciera compañía.

Cuando finalmente Silphy se puso de pie, fui a hablar con Orsted.

Cuando le conté de Siegh, me felicitó, pero cuando le pedí que se asegurara que el niño no es Laplace, dio un largo suspiro.

—Ya te dije que no. Él nacerá dentro de unos 50 o 60 años. Aún no se han reunido todas las características para que reencarne.

—Aun así, ¿podrías venir a casa un día? Más que nada para que Silphy esté tranquila.

—Pfffff, está bien, está bien, pero debes estar tranquilo, Rudeus. Tu hijo no es Laplace.

—Gracias —le dije—. También aproveché para enviarle un mensaje a Ariel avisándole del nacimiento de Sieghart, diciéndole que no podría ir a Ars pronto, dado el estado de Silphy. Luego de eso, estuvimos planeando con Orsted nuestros siguientes pasos, los cuales eran buscar al Dios del filo y los dioses del Norte. Bajamos a ver la armadura dorada, la cuál por seguridad, guardamos en una cámara secreta con magia de tierra extra-resistente. Además, los meses que no estuve, Orsted terminó de hacer los últimos ajustes a la armadura de bronce, la cuál le daré a papá.

Cuando ya habíamos terminado de ver todo esos asuntos, regresé a casa, no sin antes ver que me contestó Ariel. Para mi sorpresa, me dejó en visto el mensaje y no respondió nada. Pffff, maldita niña rica sin corazón. Y así dice ser "amiga" de Silphy y dice "amarme" y ni siquiera nos felicitó. Aunque tal vez ella se siente culpable por cuando nos acostamos. Bueno, quien sabe, aun estoy nervioso porque Orsted me dijo que tengo un destino fuerte con ella, y últimamente estoy teniendo muchas dudas con respecto a Edward, sin embargo no es momento para preguntarle por eso.

En fin, así regresé, no sin antes pasar por la universidad a buscar a Aisha y juntos regresar a casa.

Cuando llegamos y entrábamos al salón para ayudarle a Aisha con su tesis , me encontré con una imagen surrealista.

Ahí en el salón estaban, Roxy con Lucy en brazos, Eris que amamantaba a Ars, Nana que tenía a Lara en brazos, Silphy amamantando a Sieghart, Tristina amamantando a Armand, y Ariel amamantando a Edward, sentada al lado de Silphy, además Ghislaine estaba parada ahí vigilando.

Mierda, se me juntaron las cinco, pensé.

—Hola, Rudeus —me dijo de pronto Luke, que estaba en un rincón hablando con papá. Yo ni siquiera los había visto, ya que estaba perplejo viendo el espectáculo de las mujeres amamantando.

—Hola, Luke. ¿Qué hacen aquí? ¿Pasó algo malo?

—No, tranquilo. Su majestad recibió tu mensaje y se preocupó por Silphy y vinimos con ella de inmediato. Por cierto, felicitaciones, es un niño hermoso.

—Gracias, primo. Creo que será mejor ir a la otra sala —les dije, pero en ese momento Ariel me vio y nos llamó. Papá prefirió irse a entrenar con Aisha, así que Luke se sentó al lado de Tris y su hijo, no sin antes advertirle que no le mirara las tetas ni a Silphy ni a Eris.

Me senté al lado de Nanahoshi y le pedí que me pasara a Lara, pero ella sonrió y se aferró a Nana. Justo en ese momento Ariel se separó un poco de Silphy y me invitó a sentarme en medio de ellas, así que me tuve que ir a sentar ahi, mientras ambas amamantaban a los bebes. La verdad estaba muy incómodo en esa situación y miraba fijamente al piso, tratando de que mis ojos no se fueran a las tetas de Eris, Tris, Silphy ni mucho menos Ariel.

— ¿Estás mejor, amor?, le pregunté a Silphy.

— Sí, —me dijo Silphy con una mueca de sonrisa. — Orsted dijo que no temas, Sieghart estará bien. Vendrá esta noche a revisarlo para que estés tranquila, de hecho se veía fastidiado de que aún duden de él.

— Lo siento, Rudy, es que me da miedo lo que diga lord Perugius.

— Tranquila, nada pasará, —dije tomando su mano.

— Es un lindo bebé, felicitaciones Rudy, —me dijo Ariel rompiendo la tensión entre ambos.

— Sí, sí, gracias, —dije evitando mirarla a los ojos. La culpa me estaba carcomiendo por dentro y mi corazón latía a mil por hora.

— Silphy, pásame a Sieghart, —dijo de pronto Ariel, y ella le pasó a Edward a Silphy, y así los bebés cambiaron de teta. La verdad era una escena muy rara la que estaba viviendo, de hecho pensé por un momento que estaba soñando.

— Es un bebé muy bello, Rudy. Se parece mucho a ti, bueno salvo por el cabello y las orejas, y bebe leche furiosamente, jejejejej, igual que su padre, —dijo.

Cuando dijo ese desubicado comentario, empecé a sudar frio mientras miraba a mi alrededor, pero nadie le dio importancia al parecer.

— ¿Qué haces aquí, Ariel?, pregunté al fin.

— ¿No quieres que esté aquí Rudy?¿Te molesto?, me dijo algo triste.

— No, no es eso, es solo que me sorprendió tu visita.

— Oh, tranquilo, es que vi tu mensaje y me preocupé por Silphy, así que vine de inmediato a verla. Ella aún está tensa por el bebé. Cuando estábamos en la universidad Silphy siempre nos contaba que era acosada por su cabello, y teme que le pase lo mismo a Sieghart, pero hablé con ella antes de que llegaras y le dije que no debe temer. Él es un bebé hermoso y tiene padres que lo aman, además si pasa algo yo puedo intervenir y dictar una ley muy fuerte contra la discriminación por el pelo, y créeme que puedo hacerlo. No voy a dejar que Silphy esté preocupada por sus hijos.

Miré a Silphy y ella sonreía mientras le daba teta a Edward. Se veía un poco más relajada y feliz por la visita de su mejor ✌️amiga✌️.

Mejor amiga, pensé , Dios, y yo me acosté con ella. Pffff, soy una mierda de persona, me decía para mi mismo.

Mientras estaba en eso Lara saltó de los brazos de Nanahoshi y vino corriendo hacia mí y se subió a mis piernas, para mirar a los bebés.

— ¿Estás bien, amor?, —le pregunté. Ella asintió con la cabeza para luego mirar a Siegh y besarle la mejilla, luego se dio vuelta y miró a Edward a quien le acarició la carita.

— ¿Él es mi hermano, mami blanca?, le preguntó a Silphy.

Eso me hizo estremecer de miedo, esta niña quiere provocar la tercera guerra mundial, o la primera guerra mundial en el caso de este mundo. Pero Silphy lo tomó con humor y le explicó que es mi ahijado y sí, es algo así como un hermanito.

— Entiendo, —dijo Lara, que luego me miró y me sonrió. — Voy con mamá Nana, Rudy, —me dijo y se bajó de mis piernas .

— Dile papá, Lara, se más respetuosa con el, es tu padre no tu amigo—la regañó Roxy.

— Lara me miró, dio una gran sonrisa y me dijo, Pa, pa, pa, papánatas, —dijo riendo y salió corriendo al patio donde estaba Paul.

— Lara Greyrat, ven aquí inmediatamente, —le gritaba Roxy que salió corriendo tras de ella.

Cúando miré a mi alrededor, Luke y Tristina estaban cargados de la risa, lo mismo que Ariel que se tapaba la boca tratando de disimular su risa. Incluso sentí risas de Ghislaine.

— Lo siento, —dije. — Ella hace poco empezó a hablar y tiene una personalidad. Bueno, le gusta fastidiarme, —les dije a los invitados.

En un momento Edward y Sieghart se durmieron y ambos estaban en mis brazos. Obviamente Edward, con 7 meses, se veía mucho más grande que Sieghart, que solo tenía poco más de una semana de nacido.

Intencionalmente empecé una conversación sobre el futuro de los niños, para que Silphy se olvidara por un momento de sus preocupaciones. Lucy ya está aprendiendo magia y esgrima, y ya lanza hechizos en silencio. Lara también empezará su entrenamiento en un tiempo más y lo mismo haré con Ars y Sieghart.

Ariel me pidió que también entrenara a Edward, pero eso ya lo tenía decidido hace tiempo. Entrenaré a Edward para que sea un príncipe con capacidades de combate y no solo un idiota que se sienta en el trono como Kirkland.

Después de cenar en familia con los invitados, pude ver a Silphy un poco más sonriente, y prometió visitar a Ariel pronto.

— Gracias por venir, Ariel, Luke, Tris, y tú también, maestra, —le dije a Ghislaine (que se la había pasado más que nada conversando con Eris y papá). Su visita realmente le subió el ánimo a Silphy.

— No te preocupes, Rudy. Solo hazla sentir segura a ella y a vuestro hijo. Verás cómo se siente mejor, —me dijo Ariel.

— Bien, los acompañaré al sótano para teletrasportarlos.

—Espera, —me dijo Ariel—¿ podemos hablar en privado 5 minutos?.

— Sí, claro, —dije haciéndola pasar al despacho. Apenas cerré la puerta, empecé a hablarle .

— Ariel, con respecto a la otra vez yo (...).

— No digas nada, Rudy, en serio, todo está bien. Fue mi culpa. Yo te amo y deseaba estar así contigo desde hace mucho. No fue tu culpa. Estabas ebrio y me aproveché de ti. — Yo solo la miré y guardé silencio, eso también fue culpa mía, yo en el fondo también fantaseaba con Ariel .

— Escucha, debo decirte algo Rudy.

— ¿Estás embarazada?, —pregunté pálido, mierda Sariel es mi hija pensé .

— No, lamentablemente no Rudy. Oye mejora tu cara, tu no tienes la culpa de nada, yo te amo, y quiero que sepas que tu familia es mi familia y no dejaré que les pase nada. Te lo juro. Escucha, tal vez no soy una buena persona y hago cosas que no son moralmente correctas, de las cuales no me arrepiento, porque ellas me han traído felicidad, —dijo tocando su vientre— pero quiero que sepas, que lo que siento por ti es muy real. No es una mentira, —dijo acariciando mi mejilla, mientras tomaba su mano. — Ven a verme, por favor. No lo hagas por mí, hazlo por Edward. Él debe crecer con un padre. Por favor, sé tú su padre.

— Lo seré, —le dije sonriendo, pero por dentro esa frase me generó muchas dudas.

Ariel me dio un suave beso en la boca y salimos del despacho. Antes de que activara el círculo, Ariel me pasó a Edward.

— Te veré pronto, amiguito, —dije acariciando su pelito. — Portate bien con mami, —dije besando su frente. — Cuando hice eso, por alguna razón Tris y Luke, que sostenía a Armand, me sonreían amablemente.

— Bien, los veo pronto, —nos dijo Ariel, y así se teletrasportaron de regreso a Ars.

Poco después de que se fueron, golpearon nuestra puerta.

— Él está aquí, —le dije a Silphy.

Poco después estaba con todas mis esposas en una habitación y Sieghart dormía en su cuna, cuando Orsted se quitó el casco. 3 de mis esposas se estremecieron, pero guardaron la compostura.

Orsted se acercó a la cuna provocando que Eris llevara su mano a la empuñadura de su espada mientras Silphy y Roxy eran tranquilizadas por Nana.

— ¿Cuál es el problema, Rudeus Greyrat?

— Silphy teme que el bebé sea Laplace, —le dije.

— Uuf. No lo es, —dijo mirando al bebé. — Es solo un hermoso niño de pelo verde. Claro, tiene el rasgo de Laplace, pero no es Laplace. Ya te dije que aún no se reúnen todas sus características.

— Cuando reencarné y tomé mi cuerpo, que se suponía debía nacer muerto, ¿no habré cambiado la historia?, pregunte.

— Sí, cambiaste algunos sucesos. Sin embargo, eso cambia la realidad donde nace Laplace en 60 años y la guerra empieza en 80.

— Ya veo, —le dije.

— Entonces Sieghart no tiene problemas, —dijo Silphy temerosa.

— Pffff, se los repito, tu adorable bebé es solo un (…), —pero Orsted paró su frase de pronto, justo cuando le iba a acariciar la mejilla a Siegh, cuando Eris desenfundó la espada.

— Eris, amor, por favor. Acaba de decir que nuestro hijo está bien. No hagas eso.

— Pero Rudeus es Orsted.

— ¿Noooo, en serio, Eris? — Fijate que no me había dado cuenta.

— Escucha, estúpido, una burla más y te dejo durmiendo con Dilo en el jardín. ¿Entiendes? — me dijo Eris enojada , así que solo agaché la cabeza.

— Orsted, ¿podrías acompañarnos con Perugius?, pregunté.

— ¿Para qué?.

— Por si intenta algo. El tipo podría no creerlo.

— Uuuuf, está bien. Iré con ustedes, pero les aseguro que no tienen nada que temer. Bien, espero que eso los tranquilice. Regresaré a la cabaña.

— Sí, gracias, Orsted. ¿No quieres un té antes de irte?

— No, ya tus vecinos deben estar perturbados, —dijo poniéndose el casco y así se fue y desapareció en medio de la noche.

— ¿Estás mejor, amor?, —le pregunté a Silphy.

— Rudy, no quiero que llevemos a Siegh con Perugius.

— Pero, amor (…).

— ¡NO QUIERO!, —dijo enfurruñada, como cuando era una niña.

Esa noche Silphy se encerró a dormir con Siegh, y así estuvo por una semana. Almanfi me había visitado ya 2 veces más, pidiéndome llevar al bebé con Perugius, y me dijo que el tipo ya estaba algo molesto con mi actitud. Así que cuando estábamos en la cena con toda la familia, les hablé:

— Silphy, debemos llevar a Siegh con Perugius.

— ¡NO, NO QUIERO!, —dijo tomando con fuerza a Siegh.

— Amor, él no es Laplace. Debemos llevarlo. ¿Recuerdas que se lo prometimos a Perugius ? Él nos está esperando.

— Pero Rudy, ¿y si él decide que es Laplace y lo quiere matar como en mis sueños?

— Si es así, voy a matar a Perugius, —dije sin dudarlo, haciendo que Eris se pusiera pálida.

— Rudy, amor. Él no le hará nada al bebé. Te lo aseguro. Pero por favor, no hagas una tontería. Necesito de Perugius, tú sabes por qué, —me dijo Nana—cuando la miré, esta un poco asustada.

— Está bien, pero quiero que sepas, Silphy, que no le permitiré atacar a Siegh, así tenga que derribar a Caos Braker.—Finalmente Silphy aceptó ir de mala gana.

Al día siguiente partimos a la fortaleza de Perugius. Además de Silphy y Siegh, nos escoltaban Eris, Orsted, Zanoba y papá.

Una vez nos teletrasportaron al Caos Braker, fuimos recibidos por Silvaryl, quien miró de inmediato a Sieghart, pero rápidamente nos hizo pasar a la sala de audiencias. Cuando pasamos por el arco por el que pasamos la primera vez, muchas esferas de luz blanca salían del cuerpo de Silphy y de Siegh, también del mío.

Yo estaba seguro de que no habría problemas, pero Silphy me preocupaba. Estaba pálida.

Finalmente llegamos frente a Perugius, donde todos, salvo Orsted y yo, se arrodillaron.

— Me hiciste esperar bastante , Rudeus Greyrat, —me dijo el viejo cascarrabias.

— Sí majestad, lo siento pero Silphy necesitaba recuperarse del parto y el niño crecer un poco. Es peligroso traer a un recién nacido de inmediato.

Entiendo. Por eso no quise apresurarlos, aunque ya estaba impaciente.

Veo que has traído una gran comitiva, una reina espada, un triple santo, Zanoba el niño bendito, y el Dios dragón, —dijo haciendo una mueca—. Veo que viniste con todo tu ejército. ¿Has venido a pelear?.

— No. Usted es mi amigo y un aliado, majestad. Sin embargo, quiero que sepa que protegeré a mi hijo con todo. No permitiré que le hagan daño, así sea usted, majestad. — Cuando dije eso, vi cómo Silvaryl y sus familiares se sobresaltaban.

— Jajajajajaja. Ya veo, no se porque siempre los humanos hacen eso, dar su vida por sus hijos, debe ser que yo jamas fui padre. ¿Pero y qué pasaría si ese niño es Laplace?. Tu Juraste matar al Dios demonio Rudeus.

— Él no es Laplace.

— ¿Estás seguro?

— Muy seguro.

— Mmm, ya veo. ¿Y si resultara ser Laplace, qué harías si quisiera eliminarlo?

— Él no es Laplace. El Dios Dragón ya lo examinó y confío en él.

— Mmmmm, —Perugius miró a Orsted e hizo una mueca de disgusto. — Bien, trae el bebé. Preséntamelo. — Dijo Perugius y Silvaryl se acercó a Silphy.

— Silphy, amor, pásale al bebé, —dije, pero Silphy me miró y negó con la cabeza.

— Silphy, te lo juro por mi vida y por la otra, que no dejaré que lo dañen. — Finalmente ella se lo pasó a Silvaryl, que lo acunó y se lo pasó a Perugius. Este lo examinó un minuto y se lo pasó de regreso a Silvaryl, quien se lo devolvió a Silphy.

— Entonces, majestad? — Pregunté nervioso.

Perugius se puso de pie y caminó frente a nosotros y se paró frente a mí. El tipo está alto como Orsted, y con esa armadura plateada se ve aún más grande y da la impresión de que es más fuerte.

— ¿Estás dispuesto a pelearte conmigo por el bien de ese niño, Rudeus?

— Así es, —dije mirándolo a los ojos, y por primera vez en mi vida lo miré fijamente , con toda la convicción de que si este tipo intenta algo lo mataría.

— Ya la le dijiste Nanahoshi, —habló de repente Perugius.

Cuando miré a Nana, esta negó con la cabeza.

— Pffff, como sea. Era de imaginarlo de alguien tan estúpido como tú, que se peleó con Orsted para salvar a sus esposas y se hizo enemigo de ese miserable ser, que la raza dragón juramos eliminar. — Él dio una forzada mueca de sonrisa. — Si quieres estar seguro de que este niño no es Laplace, hay una manera. Debes ir al templo que está bajo la montaña Aluce. Me imagino que tú irás con ellos, ¿no, Nanahoshi?

— Así es, majestad. Ellos son mi familia.

— Jajajajaja. Está bien. Cuando lleguen al templo sabrán si el niño es Laplace o no.

— ¿Dónde queda la montaña Aluce, señor? — Pregunté confundido.

— Averígualo por ti mismo. (…) Eso me gustaría decirte, pero Orsted ya lo sabe, así que no tiene sentido hacerse el misterioso . El monte Aluce está en el continente celestial. Lleva a tu hijo al templo y ahí sabrás quién es él.


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