—Pronto se le explicará su lista de responsabilidades, pero en general, debe adherirse al Joven Maestro como una sombra, atendiendo a sus necesidades —continuó hablando el mayordomo mientras caminaban y Oriana hizo lo posible por igualar sus largos pasos, manteniendo una distancia de dos pasos entre ellos.
Cuando llegaron a la habitación de Rafal, vieron al hombre de pie frente al espejo de cuerpo entero en sus pantalones y el único otro sirviente masculino le estaba trayendo una camisa.
Oriana tenía la cabeza baja cuando Smith saludó a Rafal, pero no pudo evitar echar un vistazo al aspecto del cuerpo superior bien tonificado de Rafal. Musculoso y de hombros anchos, con numerosas cicatrices de batalla en sus brazos.