Después de oír lo que Ashley dijo y la casi suplicante mirada en sus ojos, Lucas asintió. —De acuerdo.
Los dos salieron del restaurante y condujeron a un bar cercano.
En el camino, Ashley miraba por la ventana de vez en cuando ensimismada, con el ceño fruncido y una expresión preocupada en su rostro.
Lucas condujo hasta un bar llamado Blue Duke, y Ashley de repente volvió en sí.
—Creo que sería mejor llevarte a casa —dijo Lucas.
Al ver la expresión de Ashley, él sabía que tenía algo en mente. Si ella venía aquí para ahogar sus penas, se emborracharía fácilmente.
Ashley se apresuró a decir —¡No, entremos! Voy a irme al extranjero pronto. Solo acompáñame, ¿vale?
Lucas suspiró y aceptó. —Está bien, entremos.
Él trataba a Ashley como si fuera su hermana menor.
Además, mientras él estuviera aquí, incluso si ella bebía demasiado, estaría bien.
Los dos salieron del coche y entraron al Blue Duke.