Noah observaba las huellas de los cultivadores ascendiendo la montaña. Eran un auténtico pelotón de expertos en el fondo de la etapa gaseosa, y desde su posición podía contar al menos cuarenta de ellos.
—El jefe usará todo el poder de nuestro gremio para esta misión —continuaba explicando el Jefe Ash—. Demonio Divino no es un oponente al que podamos tomar a la ligera, y realmente nos importa unirnos a la organización secreta.
Noah asintió, pero sus pensamientos se demoraban en otros temas. El hecho de que el jefe del Jefe Ash quisiera usar todo el gremio para Demonio Divino confirmaba la fuerza del experto y hacía que Noah tuviera aún más curiosidad por conocerlo.
«Debería ser capaz de manejarlos si Demonio Divino se ocupa del jefe», pensó Noah mientras planeaba una posible traición.