La Tierra de los Caídos era el objetivo perfecto para una existencia como Noah. Su experiencia en el campo de las bestias mágicas y su destreza le permitían moverse libremente entre los dos dominios y le daban la oportunidad de inspeccionar múltiples campos de batalla.
El problema principal era que tenía que regresar al área de influencia de la Ciudad de Cristal para alcanzar el primer campo de batalla. La creencia de sus miembros los hacía la perfecta primera línea de defensa contra esas criaturas. Esa era la razón por la cual el lado humano no se quejaba de su fanatismo.
—No puedo estar desprevenido nunca más —pensó Noah mientras caminaba por la ciudad de Vagona.
Noah había aprendido lo fácil que era hacer enemigos en las Tierras Inmortales después de los eventos con Zach y el grupo de la Ciudad de Cristal. También había ganado cierta fama en la ciudad de Vagona, por lo que sospechaba que más problemas aparecerían en su camino.