Gu Zheng dijo casualmente:
—También lo creo. Permitir que él aparezca es la mejor manera.
Song Shijing frunció el ceño y preguntó:
—Presidente, pero si usted permite que aparezca, ¿no teme que él lo reemplace completamente?
—Este cuerpo no es solo mío sino también suyo. Además, él me ha ayudado a resolver muchos problemas. No puedo dejarlo dormir en la oscuridad para siempre. Él tiene derecho a ver este mundo.
Qiao Xi escuchó su conversación por casualidad cuando bajaba las escaleras. Ella sabía que Gu Zheng había vuelto, pero no esperaba que Gu Zheng dijera tales cosas. Efectivamente, estas dos personalidades mantenían una relación mutuamente beneficiosa. No había competencia entre ellos.
Ella se dio la vuelta y regresó a su habitación. Hizo una llamada:
—Maestro, tengo algo que preguntarle.
Liang Pingchuan no pudo evitar sorprenderse al escuchar lo que Qiao Xi dijo: