"Se veía hermosa y tenía piernas largas. Recibía miradas y atención simplemente por estar sentada allí.
—Qué pena que la gorra de Qiao Nian estuviera tan baja —pensó ella—. Sus ojos estaban cubiertos por la gorra mientras miraba hacia abajo y ella no veía a nadie.
Pero incluso si supiera y viera, probablemente no le importaría.
...
En el otro extremo del aeropuerto, también habían llegado Qiao Weimin y Shen Qiongzhi.
Desde que la Corporación Qiao quebró, ambos habían aprendido a ser más frugales. Lo bueno era que después de la quiebra, las demás autoridades de la Corporación Cheng Feng no los persiguieron sin piedad. Además de congelar su coche y casa, no hicieron nada con los bienes de la familia. Por ende, aun podían vivir sus vidas con los lujos del pasado. Solo era un poco menos cómodo que antes.