Kelly obtuvo la respuesta y se quedó sin palabras.
—Por eso... —habló Kai, mirando todavía por la ventana—. Nuestra ley prohíbe a los vampiros tener relaciones románticas con humanos. Alex es la única excepción también... —se detuvo mientras volvía lentamente la mirada hacia Kelly.
No sabía por qué su latido se volvía aún más fuerte, como si tuviera miedo de ver su reacción. Pero esto era lo que quería hacer y lo único que podía hacer por ella. Decirle la verdad.
Sus ojos estaban fijos en los de él. Su mirada era penetrante. Kai siempre había pensado que Kelly era atractiva y había algo en ella que lo atraía, pero siempre se obligaba a ignorarla. Lo había estado haciendo de maravilla hasta anoche cuando ella dijo que le gustaba.
No, basta. Se dijo a sí mismo y apartó la mirada de su mirada mientras se movía.
—Por favor, ve a prepararte. Pediré a alguien que te traiga algo de ropa —dijo y caminó hacia la puerta mientras sacaba su teléfono y Kelly lo seguía con la mirada.