Lila besó la oreja de Mason mientras su cuerpo se calentaba como fuego; sus ojos estaban en trance. Se inclinó y susurró:
—Te deseo...
Los ojos de Mason se volvieron rojos mientras se levantaba un momento para agarrar un condón de los cajones. Pensó en proteger a Lila de manera considerada; sabía que su carrera estaba en ascenso y no podía permitirse tener un hijo. Sin embargo, ¿por qué había tal objeto en su dormitorio? Lila se preguntó.
Mason regresó al cuerpo de Lila y la miró a los ojos. Al notar un frío en su mirada, se dio cuenta de que podría haber tenido un malentendido y explicó:
—Somos marido y mujer, siempre estoy preparado. No es algo que haya quedado de alguien más. Te he estado esperando todo este tiempo.
—No lo he... hecho con nadie más. Solo he llegado hasta la mitad de la experiencia que tuvimos en nuestra noche de bodas...
Al escuchar esto, los ojos de Lila brillaron mientras besaba a Mason entre los huecos de su garganta, —Lo siento...