—Heather Sage rodó los ojos y chasqueó—, ¡Lobita ingrata, no estás cansada? Vamos, tenemos que seguir corriendo.
—Hermana Heather, realmente no puedo correr más. —Los ojos de Ginny Neal se llenaron de lágrimas mientras se veía afligida.
Heather solo la estaba asustando. Ni siquiera ella podía correr, y era imposible que arrastrara a Ginny consigo.
Un joven con ojos de águila salió lentamente detrás de un árbol. Tenía alrededor de 20 años y vestía ropa deportiva negra. Incluso sus zapatos eran negros. Era como un fantasma oscuro en el bosque.
—¿Vosotras dos, por qué no estáis corriendo? —El joven de ojos de águila se burló y dijo.
—¡Porque ya no pueden correr más! —Apareció una segunda persona. Era una chica de 18 o 19 años, también vestida de negro.