Claude exclamó emocionado:
— ¡Asombroso, realmente asombroso! Si no lo hubiera visto con mis propios ojos, realmente no habría sabido que existía una técnica médica tan mágica en el mundo.
Maria miró a Flora con admiración y dijo:
— Doctora Flora, ¡sus habilidades médicas son realmente asombrosas! ¡Antes de que usted tratara al presidente, la salud de él estaba muy mal. Solo podía sentarse en una silla de ruedas cuando salía!
—Sin embargo, no esperaba que el presidente pudiera caminar por sí solo después de su tratamiento. ¡Además, su espíritu se ha recuperado! —continuó Maria—. Gracias, Doctora Flora. ¡Usted es la verdadera Doctora Divina!
El viejo mayordomo miró a Flora respetuosamente.
Flora solo asintió ligeramente con una expresión tranquila, como si hubiera hecho algo sin importancia.
Bujie se acarició la barba y dijo: