Después de que el joven apuesto terminara de hablar, de repente cerró los ojos y se concentró. Cuando los abrió de nuevo, su cuerpo entero emitió un aura poderosa. El fantasma de un árbol imponente se fusionó con el joven.
Una enorme cantidad de energía espiritual se congregó hacia él. En ese momento, todos los genios que participaban en la Competencia del Dragón Ascendente se sintieron como si hubieran sido transportados a otro mundo, un mundo formado con el apoyo del árbol imponente.
La frente del joven apuesto estaba cubierta de sudor. De repente, gritó —¡Ábrete!
Su voz era etérea, ¡como el decreto de un dios!
El mundo en el que los participantes se encontraban comenzó a temblar en cuanto el joven abrió su boca.
Momentos después, todos sintieron que habían perdido contacto con el espacio a su alrededor. Un intenso mareo asaltó sus mentes. Cuando abrieron los ojos de nuevo, mostraron expresiones de sorpresa.
¿Cómo podían seguir estando en el cañón?