Lucas Nicolás observó a la niña acostada en la cama del hospital y casi lloró cuando la enfermera la vistió con la bata de hospital blanca, y vio los moretones morados por todo su cuerpo.
Con los puños apretados, sus ojos se dirigieron a su cuerpo extremadamente delgado. Estaba tan desnutrida que su piel se pegaba a sus costillas. Vince debía estar matándola de hambre. Se preguntó cuándo fue la última vez que la niña había tenido una comida decente.
Vince era la encarnación del diablo. Utilizaba a la niña como herramienta para su venganza. No solo la mataba de hambre, sino que también la golpeaba. Y la prueba de su crueldad estaba visible en todo su cuerpo.
Su pecho se sentía tan apretado y tenía dificultad para respirar mientras miraba su lamentable condición. Si pudiera llevarse todo su dolor, lo haría para que ella no tuviera que cargar con esa pesada carga en sus hombros.
Finalmente, no pudo soportar la escena por más tiempo y caminó débilmente hacia la puerta, abriéndola.